Por: Milena Wetto
Redactora, correctora y copywriter en www.milenawetto.com
Atravesar todo el continente norteamericano para conocer la última frontera septentrional, bien vale la pena. Tundras, bosques, fiordos y glaciares se conjugan con osos, lobos, renos y salmones, conformando un ecosistema de una belleza tan perfecta que quita el aliento. Los colores más intensos y el aire más puro te esperan para hacer de tu viaje a Alaska, una aventura que recordarás toda la vida.
Alaska significa “tierra grande” y vaya si le queda bien el nombre. Es el estado más extenso de Estados Unidos de América, con más de un millón setecientos mil kilómetros cuadrados llenos de exuberancia natural, glaciares y paisajes dignos de una postal.
La historia de esta porción de territorio es peculiar, ya que pertenecía a Rusia (que aunque suene lejana a Alaska, está muy cerca, separada sólo por el estrecho de Bering) y fue comprada por Estados Unidos en 1867 por la módica suma de 7.200.000 dólares, monto más o menos equivalente a dos departamentos de lujo en la zona más exclusiva de nuestras capitales latinas.
Claro, hace 150 años ésta era una importante suma de dinero; los rusos creyeron que hacían el negocio de su vida, recibiendo dólares a cambio de hielo en una época financieramente complicada para el país asiático. Con el diario del lunes, sabemos que los astutos norteamericanos hicieron una de las mejores transacciones de la historia, pues algo muy bueno había debajo de la nieve: el oro real al principio, y el llamado oro negro, después.
Si bien Alaska representa el 17,5% del total de la superficie de Estados Unidos, su población es tan sólo un 0.22% de todos los habitantes del país. Esta relación numérica es suficiente prueba de que lo que Alaska tiene para ofrecer son interminables extensiones de paisajes vírgenes, vegetación y aire puro para llenar los pulmones.
Pero… ¿qué hacer en medio de tan inhóspito lugar? ¿Por dónde empezar un recorrido que quede en el recuerdo como una experiencia inigualable? Te invitamos a continuar leyendo, pues aquí encontrarás una guía básica para explorar y descubrir lo mejor de Alaska.
Cómo llegar
Por muy remoto que parezca este lugar, llegar es mucho más fácil de lo que pudiera pensarse, gracias a las múltiples opciones de conexión que existen en vuelos de diferentes líneas. Las rutas más comunes y frecuentes son a través de Dallas o Houston con alguna otra escala en Atlanta, Seattle o Denver.
Deberás tener en cuenta que el viaje te tomará muchas horas, sumadas a los tiempos de espera en las escalas. Por eso, recomiendo parar en alguna de las bellas ciudades de conexión y aprovechar para conocer lo que estos lugares tengan para ofrecerte.
No olvides que lo importante no es llegar, sino disfrutar del camino.
La mayoría de los vuelos comerciales y varias líneas “low cost” llegan a Anchorage que, si bien no es la capital del estado, es la ciudad más poblada y activa.
La temporada alta y la más recomendable para viajar a Alaska va de junio a mediados de septiembre. Fuera de este período no sólo encontrarás un clima más extremo, sino que muchos de los parques, campamentos y lugares turísticos estarán cerrados.
Más de medio centenar de hoteles de categoría te esperan para ofrecerte un merecido descanso que te ayude a recargar las pilas. Desde tu llegada, seguramente, quedarás maravillado por el paisaje de la ciudad con las inmensas montañas nevadas de fondo.
Qué hacer en Anchorage
En Anchorage podrás visitar el Alaska Native Heritage Center, que recrea a la perfección la vida de los esquimales y antiguos moradores de la zona en cuanto a su vestimenta, manifestaciones artísticas y formas de vida. Se recomienda hacer un tour con guía en tu idioma para que puedas entender la rica cultura de los ancestrales indígenas, cuya población, originaria de todos los demás nativos americanos, fue devastada por la violenta conquista y las enfermedades que trajeron los europeos.
Otro lugar muy recomendable y no muy promocionado es el Indian Valley Mine National Historic Site. Allí podrás aprender a buscar oro de la mano de los propietarios del lugar, una pareja encantadora que ama lo que hace. También hay animales de granja y venta de souvenirs. Los más chicos amarán este lugar.
En 1964, un terremoto de 8,5 grados en la escala de Richter sacudió lo más profundo del estado de Alaska. El Earthquake Park es un parque que rememora este acontecimiento que cambió para siempre la geografía del lugar. El parque también es una opción para correr, caminar o andar en bicicleta por sus múltiples senderos a través de un bosque en medio de la ciudad.
Recorriendo Alaska
Alaska es el Disney World de los amantes de la aventura y la naturaleza. Si tú no perteneces a ese grupo, cambia tu itinerario y ve a otra ciudad. Alaska inunda los ojos de luz, lagos, bosques, glaciares y animales en su estado más virgen.
Un territorio tan extenso requiere de una buena planificación para que la estadía se aproveche lo mejor posible. La mejor forma de hacerlo es alquilando un motor home o caravana para recorrer con un buen GPS todos los rincones y puedas quedarte el tiempo que desees en cada lugar.
Alaska, al igual que todo Estados Unidos, está perfectamente preparada para recorrerla en estos vehículos. Algunos lugares donde puedes alquilarlos son: Amazing Renatals Alaska, ABC Motorhome o Great Alaskan Holidays.
Dicho esto, enumeraré a continuación sólo algunos de los tantos lugares que vale la pena recorrer.
Parque Nacional Denali. Desde aquí podrás visualizar el pico más alto de Estados Unidos, el Monte McKinley (rebautizado recientemente como Monte Denali) de 6.194 metros; un gigante nevado que contrasta con el verde de las praderas más cercanas. El lugar tiene campamentos para pernoctar con el motor home y también se puede recorrer en autobús. En ambos casos es recomendable reservar con tiempo a través de su web www.nps.gov.
Aquí, como en casi todos los puntos de interés, el placer comienza en el recorrido, con los impresionantes paisajes de la Autopista Denali. También podrás avistar parte de los animales autóctonos de la zona, como el oso grizzli, lobos y caribúes en su estado más natural.
Estando dentro de este parque, podrás hacer una excursión en autobús turístico al Wonder Lake, creado gracias al retroceso de los glaciares. Si tienes suerte, podrás ver muchas especies de aves acuáticas y sacar fotos indescriptibles en Reflection Pond. El bus cuesta 47 dólares por adulto, pero los menores de 15 años no pagan.
Dentro de este inmenso Parque Nacional también podrás ver una demostración de trineos tirados por perros, hacer senderismo y disfrutar de la gama de colores que la nieve y la tundra le da al paisaje a medida que avanza el día.
Fairbanks. Esta ciudad está relativamente cerca de Denali, por lo que vale la pena viajar hasta allí para conocerla, sobre todo si tu cuerpo está necesitando una buena ducha caliente y dormir una noche en un hotel más cómodo.
Fairbanks es la segunda ciudad más grande de Alaska, luego de Anchorage, y la primera que se pobló de buscadores de oro a finales del siglo XIX. Allí podrás conocer la mina Gold Dredgue N° 8 y probar suerte para ver si encuentras algunas pepitas doradas.
También podrás visitar museos, disfrutar de buena gastronomía, pescar o hacer excursiones por impresionantes ríos. Pero lo que no puedes perderte es el espectáculo visual que sin lugar a dudas te dejará sin aliento y no podrás olvidar por el resto de tu vida: la impresionante aurora boreal, que podrás apreciar dentro de una cabaña climatizada, en una aventura sobre un trineo tirado por perros o, si tu presupuesto lo permite, sobrevolando el Círculo Polar Ártico. Toma en cuenta que este hermoso fenómeno natural no es visible en el verano.
Después de esa experiencia, ya nada será igual, pero aprovecha la estadía para visitar las piscinas termales de Chena Hot Springs, la casa de Papá Noel o degustar un fresco salmón grillado acompañado de una cerveza artesanal.
Fiordos y Glaciares. Imposible no incluirlos en el itinerario porque hay miles y todos son impresionantes. Recomiendo llegar a Seward para recorrer el Parque Nacional de Kenai Fjords, navegar sus fiordos, avistar ballenas grises, orcas y leones marinos.
A 13 kilómetros de Seward está el Glaciar Exit que podrás escalar en un tour de trekking para ver toda su imponente extensión o simplemente apreciarlo desde abajo.
Otro paseo imperdible para apreciar fiordos y glaciares es la visita al pueblo pesquero de Valdez. Allí se encuentra el Glaciar Columbia, con sus tonos de imposibles turquesas y sus bloques de hielo que se desprenden cada tanto y quedan flotando a las orillas del estuario Príncipe Guillermo.
El Glaciar Matanuska, en la zona central del sur de Alaska, es un río de hielo y grava de 27 millas de largo. Existen diversos puntos de avistamiento donde podrás sacar fotos deslumbrantes. También hay varios lugares cercanos para acampar, a lo largo de la autopista Glenn.
Viaja tranquilo y seguro
Recorrer Alaska con un motor home ofrece la flexibilidad necesaria en un lugar tan extenso. Esto te permitirá parar donde desees y moverte libremente sin tener que depender de los pueblos que tengan alojamiento para pernoctar. Eso, sin hablar del ahorro que significa preparar todas o casi todas las comidas “en casa”. Los motor home modernos están totalmente equipados, cuentan con gas, grupo electrógeno, buenos depósitos de agua y todas las comodidades. Además, Alaska está muy bien provista de servicio WiFi, gratuito en las zonas urbanas y en algunos campamentos, por lo que nunca te sentirás aislado, perdido ni en peligro.
Sin embargo, es importante que tomes en cuenta los siguientes consejos para que tu viaje sea realmente placentero y seguro: